Era como una soga constante en su cuello.
Se ahogaba y casi nunca veía con claridad.
Su vida era un insomnio permanente
que le había vaciado el alma.
Soñaba con arrancarse los ojos para ver
si con ese nuevo dolor, se percataba
de una vez de si seguía viva.
Pero, a decir verdad, era una cobarde de cuidado.
(es un secreto).
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