29 dic 2008

Agarrarse a clavos ardiendo,
arder simplemente entre palabras
y que ellas, en sí mismas,
sean un zero eterno.
No sé para qué estamos aquí ,
pero sigo con el mismo
miedo a los silencios.
Y a ti.

4 comentarios:

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

Miedo a los silencios... Es mejor que el miedo a las palabras. No crees?

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

No. No lo es.
Acabo de pensarlo y no. Es peor temer a un silencio de los que quizá en algún momento unieron y ahora no saben si unir o rasgar. Seguramente llenar ese silencio vano con palabras más vanas todavía sería un suicidio y lo único que haces es pensar porqué coño está ese silencio...
No. No lo es.

Ay. No sé. Creo que me he hecho un lío mental y ahora me callo.

Anónimo dijo...

"romper un silencio así no tiene perdón" dice la cancion

Ladrón de mandarinas dijo...

A veces las palabras, como las personas, resultan ser clavos ardiendo a los que nos agarramos con la esperanza de arder un poco con ellas. Aunque en el fondo sepamos que son nada pues, en realidad, sólo nos agarramos a ellas porque tenemos miedo al silencio. O a la soledad. Y a mi parecer no hay peor soledad que aquella en la que estamos acompañados, mas separados por un silencio abismal.